Héctor Palomino, sociólogo. Un análisis sobre la situación laboral de los profesionales en Argentina

El especialista señaló que entre 2013 y 2015 se activó la negociación colectiva y hubo programas estatales para reducir la informalidad y trabajo ‘en negro’. “En ese período se planteó ¿qué pasa con la gente que no está bajo un convenio colectivo? ¿qué pasa con los ‘fuera de convenio?’, y ahí se encontraban muchos profesionales y muchos gerentes que se daban con que su sueldo se reajustaban en forma más lenta que el reajuste que tenían los trabajadores sindicalizados, bajo convenio, entonces comenzó a haber una especie de demanda de los propios profesionales para ser considerados sus salarios en términos de lo que ganaban los trabajadores sindicalizados o para incorporarse en los sindicatos ya existentes o constituir sindicatos propios de profesionales”, detalló.
Palomino afirmó que muchos profesionales comenzaron a comportarse, organizarse y actuar de la misma forma que los sindicatos de los trabajadores.
A este escenario sumó la situación de aquellos graduados que no estaban incorporados como asalariados en empresas, que trabajaban por su cuenta o como monotributistas. “Éstos también veían que sus ingresos no crecían de la misma manera que de los trabajadores sindicalizados”, graficó.
Para el sociólogo, se fue instalando la idea de los profesionales de tener una especie de piso salarial, porque no siempre están en la órbita de un convenio y el salario mínimo profesional “significaba una garantía de que no podía ganarse menos que eso”.
Asimismo, contextualizó que además de las asimetrías salariales, el mundo profesional tiene condiciones precarias y libradas la competencia tras la desregulación de los honorarios.
Siguiendo la línea de análisis, afirmó que a un profesional le convenía incorporarse como asalariado a una empresa y además sindicalizarse para tener garantizado una mejora de sus ingresos en forma continua como la que ofrecieron los convenios colectivos entre 2013 y 2015.
“Se fue instalando la idea de decir: tenemos que tener una especie de piso. El salario mínimo profesional estaba pensado como eso, porque no siempre los profesionales están en convenio es importante para los que no lo están bajo uno. Si están en convenio supuestamente lo resuelve el convenio si es reconocida la profesión. El SMP puede recoger atributos que tienen los profesionales como tales, lo cual me parece bien porque por una parte los profesionales se reconocen como profesionales y por otro lado se reconoce la calificación”.
Finalmente, reflexionó: “si un reclamo como el salarial no se traduce en derechos y si hay veto como ocurrió con la ley de SMP ¿qué fuerza tenés para negociar? Entonces se negocia en base a fuerza y no a derecho, entonces lo que aparece es una escala muy fuerte de movilizaciones que es lo que uno nota que está ocurriendo en la sociedad, porque la gente se siente afectada en su derecho”.

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